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jueves, 24 de abril de 2008

Chistes de medicos, gallegos




Un profesor de primer año de Medicina está dando a sus alumnos la primera lección sobre autopsias en la morgue y les dice:
- Para hacer una autopsia, hay dos elementos básicos: el primero, no tener ninguna repugnancia.
En ese momento, el profesor introduce un dedo en el ano del muerto y luego lo chupa. A continuación pide a los estudiantes que hagan lo mismo y luego de un rato de silencio temeroso, comienzan a obedecer. Al final, el profesor prosigue:
- El segundo elemento fundamental es un sentido muy agudo de observación: yo metí mi dedo anular, pero me chupé el índice.




Dos gallegos fueron a asaltar un banco. Encerraron a todo el mundo en un baño y se fueron directo a la sala de los cofres de seguridad. Allí Manuel forzó la cerradura del primero, al abrirlo exclamo:
- Joaquín! ven acá! Este cofre no tiene dinero. Esta lleno de yoghurt!
- Bueno Manolo, si lo guardaron aquí debe ser un yoghurt muy bueno, pues comámoslo todo! joder!
Después de comerlo todo, Manuel partió para forzar el segundo cofre.
- Coño! Yoghurt de nuevo! ¿Y ahora Joaquín?
- Y bueno Manolo, comámoslo también!
Y los dos comieron hasta que no aguantaban mas, entonces Manuel fue hacia el tercer cofre y lo abrió.
- Putas... que lo parió... yoghurt de nuevo! ¿Joaquín a que porquería de banco me has traído, que solo tienen yoghurt?!?!
- Manolo... pues ahí bien claro lo dice "banco de esperma"...




Un hombre estabá contandoles a sus amigos su viaje al Africa:
- ...y en la mitad de la selva aparecese un león, se me paro en frente y rujió con mucha fuerza: UARGHHHHH!, UARGHHHH!, UARGHHHH!... y me cagué!
- Bueno... yo también me hubiera cagado! -acotó un amigo.
- No, me cagué ahora cuando dije UARGHHHHH!




Luego de culminada una batalla quedan perdidos entre los muertos tres soldados. Pasan las horas y uno le dice al otro:
- No puedo más, no aguanto el hambre!
Y agarró su bayoneta y abre el estómago de un muerto y encuentra ravioles y se los come desesperado. Luego de un rato, mientras el que comió dormía, el otro le abre la panza con un cuchillo, al ver la escena el tercer soldado le grita:
- ¿Que hacés?, si tenías hambre ¿por qué no comiste con él?
Y le contesta:
- Porque a mí los ravioles me gustan calentitos!

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